Ahora sí, ha llegado el momento de decir adiós. Mi inactividad en este blog lo ha condenado a desaparecer. No es un adiós a la literatura ni a mi vena creativa, no por favor. No concibo mi vida sin la creación literaria. Simplemente es un adiós a esta plataforma concreta, un hastaluego que me lleva a abrir nuevos proyectos de creación, posiblemente en la esfera blog, pero un paso más allá de la firma y los valores que representa Amor sin Hache.
Gracias de corazón a todos los que me habéis seguido durante estos tres años de actividad poética-reflexiva. Jamás olvidaré mi primer contacto con la blogesfera ni vuestro apoyo. Un abrazo muy grande.
Sergio.
Último deseo
Salió del hospital. Condujo rápidamente hasta la tienda de juguetes más cercana y aparcó en doble fila.
- Hola- saludó a la dependienta- ¿Tienen juguetes con forma de caballito? De esos pequeños, de vaqueros.
La dependienta sonrió amablemente y pidió un momento. Tecleó en el ordenador, se disculpó y desapareció por la puerta del almacén. Volvió en dos minutos.
- No, no tenemos nada así.
- ¿No?
- No. Tenemos peluches con forma de vaca, de león, elefantes, hipopótamos, serpientes, rinocerontes, tigres, un pescado de la película esa famosa y un unicornio.
Se hizo el silencio. Un silencio crudo y triste.
-Ya... Pero es que mi hijo quiere caballitos, ¿está segura de que ha mirado bien?
- Sí señor, no tenemos ningún caballito. Lo más parecido a un caballo es el burro de la película esa famosa. Tiene sonidos, habla y se mueve, es muy gracioso.
- Ya, pero no es un caballito... Bueno, muchas gracias.
Salió de la tienda. El coche no estaba. En su lugar, pegada en el asfalto, una pegatina del servicio municipal de grúas.
martes, 9 de junio de 2009
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