Esta aventura comenzó en diciembre de 2006, y se toma un respiro más de un año después. "Amor sin h" ha sido el reflejo de mi vida, de mis sentimientos, de una época indeleble de mi existencia, para bien o para mal. Cada entrada de este blog es un pequeño fragmento de una gran historia de marcado carácter autobiográfico; tras cada título viven declaraciones de mi alma, latentes o manifiestas, firmadas por mi pluma.
La inspiración poética que conocí durante esta etapa de mi vida ha decidido irse con algún otro tipo y dejarme solo. No sé cuanto tiempo tardará en volver, supongo que hasta que me rompan de nuevo el corazón; entonces Ella acudirá para consolarme y hacer algo bonito con lo peor que quede en mi. Sólo he sabido escribir poesía inmerso en la tristeza y hoy soy demasiado feliz como para volver a escribirla. Así que aparco "Amor sin h" temporalmente y volveré cuando vea que la temática de mis versos comienza a girar sobre otro eje, cuando haya aprendido que puedo escribirle versos a un ramo de rosas, a la pata de una silla, a un trozo de cielo, al canto de un jilguero. Podríais tomaros todas las entradas de este último año y medio como un libro de versos, mi primer libro de poesía, que por supuesto llevaría como título un nombre de mujer, su nombre. Un libro irrecobrable, porque recordemos que más de ciento veinte poemas se perdieron sin remedio por un error del propio servidor. Un libro que, al fin y al cabo, pertenece al pasado, y no porque yo haya querido, sino porque las cosas vienen de una manera determinada y contra eso no puede uno luchar.
Escribí mi último relato corto en mayo de 2006, rumbo al Crea Joven de aquel año, edición que no gané. Más allá de aquel mayo, hasta hoy, apenas habré cogido el boligrafo para garabatear frases sueltas y algún microrrelato de no más de diez líneas. Dos años de abstención narrativa, un cráter demasiado extenso en mi historial personal. Ha llegado el momento de centrarme en narrar historias que no traten de mi ni de ella, sino de otros personajes a los que yo observo como una especie de hado que no está en ningún sitio ni se presenta, pero que todo lo ve, todo lo sabe y cuenta lo que le interesa para captar en diferente grado, según le convenga, la atención del lector. Ha llegado el momento de aparcar todo lo demás y retomar la senda que dejé a medias.
Serán tan sólo unos meses de ausencia; un paréntesis para vivir nuevas experiencias, para reflexionar lo vivido y madurarlo; un paréntesis que me hará volver con más fuerza. Gracias a todos por este tiempo tan bonito.
La inspiración poética que conocí durante esta etapa de mi vida ha decidido irse con algún otro tipo y dejarme solo. No sé cuanto tiempo tardará en volver, supongo que hasta que me rompan de nuevo el corazón; entonces Ella acudirá para consolarme y hacer algo bonito con lo peor que quede en mi. Sólo he sabido escribir poesía inmerso en la tristeza y hoy soy demasiado feliz como para volver a escribirla. Así que aparco "Amor sin h" temporalmente y volveré cuando vea que la temática de mis versos comienza a girar sobre otro eje, cuando haya aprendido que puedo escribirle versos a un ramo de rosas, a la pata de una silla, a un trozo de cielo, al canto de un jilguero. Podríais tomaros todas las entradas de este último año y medio como un libro de versos, mi primer libro de poesía, que por supuesto llevaría como título un nombre de mujer, su nombre. Un libro irrecobrable, porque recordemos que más de ciento veinte poemas se perdieron sin remedio por un error del propio servidor. Un libro que, al fin y al cabo, pertenece al pasado, y no porque yo haya querido, sino porque las cosas vienen de una manera determinada y contra eso no puede uno luchar.
Escribí mi último relato corto en mayo de 2006, rumbo al Crea Joven de aquel año, edición que no gané. Más allá de aquel mayo, hasta hoy, apenas habré cogido el boligrafo para garabatear frases sueltas y algún microrrelato de no más de diez líneas. Dos años de abstención narrativa, un cráter demasiado extenso en mi historial personal. Ha llegado el momento de centrarme en narrar historias que no traten de mi ni de ella, sino de otros personajes a los que yo observo como una especie de hado que no está en ningún sitio ni se presenta, pero que todo lo ve, todo lo sabe y cuenta lo que le interesa para captar en diferente grado, según le convenga, la atención del lector. Ha llegado el momento de aparcar todo lo demás y retomar la senda que dejé a medias.
Serán tan sólo unos meses de ausencia; un paréntesis para vivir nuevas experiencias, para reflexionar lo vivido y madurarlo; un paréntesis que me hará volver con más fuerza. Gracias a todos por este tiempo tan bonito.
Sergio Pellicer