Tu pureza era un manantial
que purificaba mi lado más oscuro.
Ahora que no estás la contaminación
degrada mi corazón menguante.
¡Oh, dichoso idilio de locura,
pérfida extrañeza que nos unió
en el destierro de las amapolas!
El vacío me absorbe,
un remolino de locura
me arrastra a lo desconocido.
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