domingo, 17 de febrero de 2008

Seis años

Volvió a la misma cala, a la misma roca, a la misma hora. Sólo mar, ruido, soledad. Logró encender un cigarro tras una dura batalla contra el viento y miró al horizonte, paladeando el humo que se adaptaba al espacio de su boca mientras pensaba en ella. Con la inestimable ayuda del viento el cigarrillo pronto se convirtió en colilla. Lloró. Un ramo de rosas engullido por las olas, una carta de amor leída al viento, un beso lanzado al cielo con destino a ninguna parte. Seis años sin ella. Seis años. En esa misma cala, en esa misma roca, a esa misma hora. Los designios de un golpe de mar traicionero, teñido de sangre. Un adiós de sal, como sus lágrimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como no, una vez más vuelves a sorprender haciendo uso de un recuerdo,de la incomprensión y del no saber el por qué de muchas cosas.
Sigue así campeón.
Tu fiel seguidor numero 1:

RvbenSickö