Sé que no te gusta que use tu nombre,
no por si se gasta o se destiñe,
sino porque eres asidua al anónimato,
prefieres no ser protagonista.
Pero tu fallo es no darte cuenta
de que eres demasiado bella
como para quedar desterrada
a actriz de reparto;
tú has nacido para ser estrella.
Eres especialista en removerme el alma,
y al interponerte en mi campo visual
enciendes la chimenea de mi inspiración
con tus ojos de fuego.
Me quitas el frío, me quitas el sueño.
Me robas la cordura y la sobriedad.
Ladrona del corazón, paga la factura,
la multa por daños y perjuicios,
la capa de pintura de esta pared desconchada.
Vuelve, vuelve, te necesito más que nunca.
Perdona a este pobre sin techo,
ábrele las puertas de tu casa,
tápale con tu suave manta de lana.
Ya está bien de fingir que no nos importamos;
me muero por ti, te quiero y lo sabes.
Llámame, responde si lees esto,
da señales de que existes,
lanza una bengala al cielo.
Tú sabes muy bien quien eres. Sí, tú.
sábado, 5 de enero de 2008
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